Bajistas | Con la sensibilidad de King Crimson: "Tony Levin"






"Tengo que aprender español", confiesa Tony Levin en viaje al hotel donde se hospeda, y durante toda la charla intentará aprender y repetir palabras que le llaman la atención. Sobre todo aquellas que tienen que ver con la música: tocar, ensayar, mezclar. Repite cada una y las incluye en el diálogo, en el intento de armar frases en nuestro idioma. Y se ríe cuando escucha pronunciar "estickista".

El breve viaje se da luego de dar un minirrecital con su nuevo grupo, Stick Men, en el programa ¿ Cuál es? , de Mario Pergolini. En la combi, el baterista Pat Masteloto le comenta sobre algunos arreglos que se le ocurrieron para uno de los temas que acaban de tocar, y le marca intensidades con onomatopeyas. El que expresa el deseo de aprender español es uno de los mejores bajistas en la historia del rock, que amplió el concepto de ser parte de la base rítmica de un grupo cuando descubrió el stick, instrumento del cual es el exponente más popular, y con él la posibilidad de generar un tramado distintivo con la guitarra sin abandonar al baterista.
Dice que esta gira lo hace feliz y que sabe del cariño y la admiración que genera en el público argentino. La prueba más reciente fue la ovación que se llevó del estadio de Vélez cuando se presentó con Peter Gabriel, con quien toca desde 1977.
Bajista fundamental y renovador en el sonido del rock, Levin es una persona sencilla y amable que no habla de sí mismo, sino de la "conexión" que tantas veces provoca la música, y de la cual King Crimson es el ejemplo más contundente.
Si bien es reconocido por su participación en la banda de Robert Fripp y como músico estable de Gabriel, asomarse a la discografía en la que participó da vértigo: supera los 400 álbumes. Veamos sólo algunos nombres: John Lennon, Lou Reed (nada menos que en Berlin), Phil Manzanera, Laurie Anderson, The Rochettes, Pink Floyd, Paul Simon, Yes, David Bowie, el argentino Fernando Samalea y siguen las firmas.
  • Crimson es, de todas maneras, el lugar donde todo cierra mejor por la libertad creativa que domina la banda, ya que lo consagra como compositor y como instrumentista. De hecho, cada vez que sale el tema del grupo de Fripp, sus pequeños ojos cobran otra intensidad. Y cuando se le dice que Discipline fue un álbum renovador, que a muchos les cambió la percepción de la música, se alegra: "Para mí también fue un disco importante, por muchas razones, pero además sirvió para instalar definitivamente el stick en el rock".
Este instrumento es, justamente, la excusa de este nuevo proyecto, Stick Men, un trío que completan Mastelotto en batería y Michael Bernier, también en stick.
Ya recorrieron buena parte del mundo y el viaje por América latina es intenso. Tan intenso que tocan a diario.
-Ver el plan del tour es agotador. ¿Cómo ve la gira hasta aquí?
-En América latina tocamos todos los días. Estoy más que feliz con esto. Después de tantos años de hacer música, lo que se convierte en especial para mí son los momentos de conexión. Y esta gira es muy fuerte a ese nivel. Sabía que iba a ser así. Sobre todo porque los argentinos, y también los mexicanos, tienen una gran pasión por la música.
-Y ahora vienen de Chile, que seguramente tuvo un sabor especial.
-Haber tenido la posibilidad de tocar en Chile fue un regalo particular. Sobre todo por haber logrado esa comunicación musical a pesar de las dificultades que tienen en este momento. No lo puedo explicar en palabras.
-¿Cómo trabajan en el trío?
-Si tuviese que definirlo, diría que Stick Men tiene la sensibilidad de King Crimson. Es música progresiva con momentos de mucha fuerza. Estamos siempre experimentando, buscando nuevas direcciones. Fue muy importante para este grupo haber tocado durante mucho tiempo antes de grabar. Hicimos dos años de gira antes de hacer el disco, porque la música cambia en el camino. Por eso las canciones son de la banda.
-¿Algo así como una constante creación colectiva?
-Exacto. Un ejemplo es la canción "Tsunami Surfing". Pat tuvo una idea a partir de una pequeña pieza en Mi. Michael tenía otra parte que se complementaba, pero individualmente, cada una resultaba incompleta. Una noche, Pat toco un sampler con la voz de Robert Fripp y nos gustó. A partir de esa idea, en una prueba de sonido del día siguiente, leí un poema que había escrito yo, y también Pat lo utilizó como sampler. Después de varios shows, volví a escribir una letra, pero totalmente distinta de la original. Los temas crecen así, con los shows. Algo similar pasó con la canción "Soup".
-Por eso también la insistencia con la "conexión".
-Es que no somos tres tipos que tocamos y nada más. Creo que la mejor definición es la de música progresiva por eso, porque cambia constantemente, de un show al otro. Lo que me gusta de esta música es que no puedo describirla. Esta música somos nosotros.
-¿Cuánto hay de improvisación en los shows?
-Cada noche nos gusta improvisar un poco para generar ideas para el futuro. El nivel de improvisación no es tan grande como en King Crimson, pero nos gusta que cada show sea diferente.
-¿Y para cuándo el álbum de Stick Men?
-Para mayo, pero la respuesta no es tan simple. Hicimos un CD de adelanto –que llamamos "edición especial" y se vendió únicamente en la gira europea de diciembre– que cada uno grabó en su casa. Aquí trajimos la edición norteamericana, pero la definitiva será la que saldrá en un par de meses, con el nombre de Soup, que no tiene temas nuevos, pero sí diferentes mezclas, con producción de Stephen Wilson (de Porcupine Tree). Ahora estoy tratando de definir el arte.
-¿Qué expectativas tiene para los shows en la Argentina?
-Sé que el público argentino es grandioso, ya toqué varias veces acá. Además, no te olvides que también tocamos temas de Crimson, y una versión de "Pájaros de fuego", de Stravinsky, que está en el disco.
-¿Stravinsky es una herencia de su formación clásica?
-Comencé con la música clásica, pero pronto me alejé atraído por el rock. Y en el caso de "Pájaro de fuego", la versión es la de una banda de rock.
-¿Cómo llegó al stick?
-En 1976, cuando salió al mercado, varios conocidos que saben de mi atracción por las cosas inusuales insistieron para que lo tocara. Al principio toqué un poco, pero en Discipline sentí que el stick era perfecto. Fue muy útil para encontrar un nuevo diálogo musical. En ese disco hicimos un esfuerzo muy grande para alcanzarlo. Me permitió tener otra conexión con Bill Bruford, pero al mismo tiempo sentir que me enredaba con las guitarras de Fripp y Belew.
-¿Hay planes con King Crimson?
-Tengo contacto con Robert (Fripp) por e-mail, pero en este momento no está pasando nada. Hicimos una pequeña gira en 2008 que fue muy linda, y tanto Pat como yo estaríamos encantados de encarar otra gira o lo que sea, pero el que toma la decisión sobre cuándo y con quiénes es Robert. Creo que de volver ahora, la formación podría ser la misma, con Robert, Adrian Belew (guitarra y voz), Pat, Kevin Harrison (el baterista de Porcupine Tree) y yo. Al menos ése es mi deseo, pero la última palabra es de Robert.

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