Habiendo leído la nota “Por qué la corrupción es algo normal” del día 12 de Noviembre del 2011, puedo destacar ciertos aspectos que me resultaron llamativos y vienen bien para escribir esta nota cuasi biográfica de nuestra sociedad.
Uno de los datos que destaco, es que si somos mayormente honestos, puede darse sólo a la falta de oportunidad que tenemos para engañar según este estudio. ¿Creés que funciona así esto? Mmmm, tengo mis dudas al respecto.
Guincha en Alcatraz (SF).
Es verdad que existe una miopía moral. ¿Qué quiere decir esto? Significa que el acto de juzgar a una persona por si sus actos son buenos o malos a través de sus creencias, normas y circunstancias a lo largo de su vida no están del todo claras. En esa nota que mencioné hace algunos renglones, lo compara con los efectos del alcohol que disminuye el punto de vista y también lleva a una conducta que se pueda llamar de hiperautoconfianza o hiperfirmeza según Lammers.
“Todo poder tiende a ser corrupto”. Pero el poder no sólo provee más oportunidades para los asuntos deshonestos, también influencia la forma de pensar. Aunque algunos individuos podrían ser menos susceptibles a las influencia culturales de la corrupción.
Otro dato que nos ofrece esta nota un tanto particular, de la que muchos no quisieran hablar, y no por ser la “Madre Teresa” voy a callar esta voz.. Me sirve a mi también para seguir construyendo a mi persona de una manera clara, donde la reflexión no funcione como paradigma emblemático de esta generación desposeída según algunos “Viejos”.
La deshonestidad, tiene que ver con ser deshonesto consigo mismo y con contarse (a sí mismo) una historia y decirse que esto está realmente bien. Supongo que todos tenemos una historia donde juramos por todo lo conocido que la otra persona se equivocó y esa persona, jamás te lo va a dar por cierto y…olvidate de una disculpa. Existe gente que sólo recuerda las cosas buenas que hace y las malas, las deja de lado.
El mundo publicitario tal vez tenga mucho de esto, y recuerdo clases criticando este tipo de cosas cuando en verdad formamos parte y no hay nadie que pueda frenar a esta frenética bola informativa cuyo fin es incitarnos a la compra o la acumulación de cosas innecesarias como diría Sartre.
En parte, todo esto tiene que ver con un altruismo social donde uno manifiesta su esfuerzo en algo y lo quiere transmitir y el otro sin duda alguna… lo va a querer. ¿Somos celosos por naturaleza?
Para cerrar un poco esta nota, recuerdo que al viajar uno se siente LIBRE desde algún punto de vista, uno se encuentra con muchas menos ataduras, uno no tiene tantos celos, aprendemos a vivir de otra manera y la felicidad pasa por otro lado que no es solamente el hecho de ganar mucho dinero.